
Albert Abecassis, sin embargo es nacido en Tánger, en 1924, la familia de su madre había retornado de Gibraltar a Marruecos, a comienzos del siglo XX. El no se fue hacia el Amazonas hasta 1946 a los 18 años. Su padre vivía ya desde hacía algunos años en Mauá, desde donde exportaban lascastañas. “Mi madre no quiso emigrar al Brasil. Ella había nacido en Gibraltar y se casó con mi padre en Tánger pero cuando él quiso ir al Brasil ella se negó porque su hermano, Moïse, que vivía con mi padre en Maua, había sido asesinado por su yerno. Mi tío Moïse se había casado con una portuguesa católica, y su hija se había casado con un caboclo (mestizo). Una tarde se peleó con mi tío, estaba un poco borracho, y lo mató con su revolver. Este tío Moïse tenía ocho hijos pero después de su muerte ellos cortaron los lazos que los unían al judaísmo, su madre era católica. Sus nombres judíos es todo lo que ha quedado- Rachel, Rivka, Haïm, David, todos Hatchwel, todos bautizados” .
Como el padre de Albert Abecassis, los emigrantes judíos marroquíes que partieron para el Amazonas, en el Siglo XIX y a principios del XX, emigraron solos y luego, cuando su situación lo permitió, hicieron venir a sus familias de Marruecos,. Muchos de ellos se han casado con indígenas, a los que les han dado nombres como Levi, Samuel, Jacob y David, tan comunes en el Amazonas hasta nuestros días. “Cuando emigré en 1946, la mayoría de los judíos amazónicos volvían a Marruecos para visitar a sus familias, pero creo que hoy en día soy el único aún mantiene relaciones con Tánger, donde hay una población probable de unos 100 judíos”
Luego de haber trabajado con su padre durante veinte años en Mauá recuerda la existencia de un antisemitismo endémico. “Se escuchaba todo el tiempo decir que los judíos venden más caro, que los judíos mataron a Jesucristo. No se quería a los judías en Mauás y no quedan judíos allá abajo”.
El historiador Prof. Samuel Benchimol cuenta la historia de un pogrom que tuvo lugar en Parintins en 1907, cual el sermón de pascua de un cura católico condujo a la población a matar comerciantes judíos. Abecassis, actualmente no cree que haya antisemitismo en Manaos. La ciudad tiene una comunidad grande y bien organizada de palestinos, pero no hay nunca problemas. De hecho la ciudad de Manaos tiene entre sus “santos” locales un rabino cuya tumba se encuentra en un cementerio cristiano, adonde acuden peregrinos de todas las religiones. Se trata de Shalom Emanuel Muyal, rabino marroquí llegado a Manaos en 1910 en búsqueda de recursos para una yeshivá de Jerusalem. Cuando cayó enfermo de la fiebre amarilla y luego murió, se decidió que sería entrerrado entre los cristianos como los otros 90 judíos marroquíes que han muerto en esta ciudad que carece de un cementerio judío. El origen de la reputación milagrosa del rabino Muyal es desconocido, pero alrededor de su tumba se encuentran decenas de pequeñas placas de mármol, viejas o recientes, con los agradecimientos por las gracias obtenidas, como numerosas marcas recientes de velas.
Trabajo y Religión
“Cuando se conmemora el día de la muerte del rabino, así como en los días de iamim noraim, entre Rosh Hashana y Yom Kipur, los judíos de Manaos visitan la tumba del rabino Muyal, pero son sobre todo los no-judíos que vienen, rezan y prenden las velas”, dice Isaac Dahan, jazan de la sinagoga Beit Yaacov-Rabi Meier de Manaos.
Isaac Dahan, nacido en Alencar, río arriba, ha aprendido el hebreo, los rezos y la Torá con su padre, originario de Rabat. Es el jefe espiritual de la comunidad de Manaos, una pequeña kehilá de 600 almas. El viernes a la tarde, más de un centenar de personas se reúnen en la sinagoga para el Kabalat Shabat y rezan con entusiasmo y profunda devoción. “Había algunas otras familias judías en Alencar cuando era pequeño, dice Dahan. Los Benguigui, los Benzaquen, los Athías. Mi padre vino de Rabat para reunirse con un tío, él fue quién me enseñó el hebreo y los rezos, pues había recibido en Marruecos una formación religiosa muy sólida y luego se perfeccionó en Alecar porque en nuestra vida, río abajo, lo que había era trabajo y religión. El trabajo no era muy duro: se compraban las castañas y el caucho, se los revendía. . . El resto del tiempo, se lo dedicaba a los estudios”. Pero el padre de Dahan se quedó ciego, y todo se perdió, la familia se tuvo que mudar a Manaos para encontrar trabajo.”En Manaos yo pude mejorar mi s conocimientos” dice Dahan” en esa época había todavía viejos inmigrantes, que me han enseñado los Pirkei Avot(Las máximas de los Padres) los rezos, las lectura de la Torá”
Después de la muerte del último rabino de Manaos, Yaco Azulay, en 1976, Isaac Dahan se ha convertido en el responsable de la organización de los servicios religiosos y en el guía espiritual de su comunidad.
Un judío marroquí no se encontrará fuera de lugar en el ritual de esta sinagoga donde el Aron Ha Kodesh guarda una Tora de una antigüedad de más de cuatrocientos años, que ha sido transportada de Portugal a Tánger en la época del éxodo de los judíos ibéricos y de Marruecos a Manaos en el siglo XIX